...recuerdos de aquel niño que leía los libros de Gil Pérez en el viejo sillón de La Vega, aquellos recortes amarillos en el armario, aquellas tardes en la fría piedra del estadio, aquellos sueños, pensamientos y deseos que tuve desde aquella grada que fue mía, DESDE MI GRADA VIEJA...

domingo, 2 de octubre de 2011

¡Penalti en el Vivero!

Cantaron al unísono todos los “carruseles” de las radios nacionales a eso de las nueve menos diez de la tarde… y se frotaron las manos los seguidores de Mérida y Mallorca, atentos a sus transistores para certificar un ascenso…
Pero era a favor de la Unión… Toni Melgar lo había narrado para la historia, “¡penalti, penalti, penalti…!”, para los que oíamos aquel partido desde Salamanca (¡malditos exámenes los lunes!)… sólo había que meterlo; recuerdo que la narración, en casa, la escuché sentado en el suelo, con los ojos cerrados; quería estar con ellos.

Hay ascensos que se saborean por etapas, en varios capítulos; y eso fue lo que pasó en la temporada 96-97, en la que se empezó a subir tres jornadas antes del final; justo en el minuto 92 de aquel épico partido en el Vivero; entre el barro y los charcos; cuando, tras un balón largo de Giovanella a la espalda de la defensa, y la caída de César Brito en la pugna por el balón; Eleicegui Uranga señaló el punto de penalti.

Sólo teníamos que marcar, y tanto Iturrino, como Catanha pidieron la pelota; de hecho Luciano la colocó primero en el punto de penalti… pero finalmente fue Pedro Miguel Resendes “Pauleta”, el que tras una mirada al banquillo decidió tirarlo…


Emilio se lanza a su izquierda ante la mirada del fondo de aficionados pacenses y no puede hacer nada para detener el lanzamiento de Pauleta.

Son como esas imágenes extremas que uno recrea solamente en sueños, pero que a veces surgen en este mundo real en que vivimos… un penalti, sin tiempo para más, para seguir soñando con un ascenso… y pasó, fue un domingo 25 de Mayo de 1997 y marcar aquel penalti suponía depender de nosotros mismos en las dos últimas finales frente a Real Mallorca y Deportivo Alavés, y alcanzar la primera división, en una temporada con aquel equipo envidiable.

Pauleta no estuvo solo en el reto… fueron 3000 los unionistas desplazados que golpearon con su diestra al mismo palo que el jugador luso, colocado, certero… y se fundieron en un abrazo increíble, como pocas veces se recuerdan, en un éxtasis, que aún hoy eriza la piel cuando se rememora.

 Aficionados charros desplazados a Badajoz, 40 autocares, festejando el trascendental triunfo.

Aquel gol encumbró al portugués, que jugó su papel de futuro crack por primera vez, y no se escondió, en un momento, en el que la sangre no llega y los músculos se atenazan sin remedio…


Pauleta no marcó en Mendizorroza en la última jornada de liga, pero aquel gol de penalti en el Vivero, su último gol de la temporada, fue sin duda el que abrió el marcador en la ciudad de la Virgen Blanca…dos jornadas después de aquel disparo.


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