...recuerdos de aquel niño que leía los libros de Gil Pérez en el viejo sillón de La Vega, aquellos recortes amarillos en el armario, aquellas tardes en la fría piedra del estadio, aquellos sueños, pensamientos y deseos que tuve desde aquella grada que fue mía, DESDE MI GRADA VIEJA...

sábado, 27 de junio de 2015

Hace veinte años

Si en algún momento de su existencia uno tuviera la capacidad de mirar al futuro por un instante, no me cabe duda de que la sorpresa sería siempre la norma.
Si hace hoy veinte años hubiera podido conocer qué sería de mi y de mi U.D.Salamanca; seguro hubiera escuchado el relato con una media sonrisa en un gesto suma de incredulidad y extrañeza; envuelto sin duda, en uno de esos silencios que no se rompen con nada… sí, seguro, estoy convencido, así hubiera sido.

Hace veinte años iba a cumplir en poco más de un mes los dieciocho y acababa de hacer los exámenes de selectividad, que fueron una prueba de fuego para mi capacidad de concentración, pues se mezclaron con el partido de ida de la promoción… (al que fui) ese clásico encuentro que como aficionado uno desea vivir al menos una vez en la vida.

Una semana después, la vuelta la viví en casa de mi abuela, en el barrio de La Vega; con ese bajón de la misión académica cumplida y la decepción orgullosa de una derrota en el Helmántico que presentaba la vuelta como un reto previsiblemente inalcanzable.
No teníamos Telemadrid para ver el encuentro; y lo seguí nervioso en mi silla de los partidos, aquella que creía talismán, con mi walkman Sony y sus cascos; esperando con el paso de los minutos un milagro en el que reconozco que sólo empecé a creer con el gol de Torrecilla al filo del descanso.

Veinte años después, aquella selectividad que me llevó a estudiar medicina; indirectamente, quien me lo iba a decir,  hizo que hoy la esté ejerciendo en aquella ciudad que enmudeció Urzaiz con sus dos goles y veinte años después de aquel histórico duelo, hasta vivo a escasos tres minutos de aquel recinto y mis dos hijos, albaceteños, quizá algún día me pidan que les compre una bufanda de aquel equipo que cayó con estrépito aquella noche de hace hoy veinte años.

Dos décadas completas han pasado, y veinte años después de ese día, aquel equipo, el mío, que subió a primera aquella noche y que fue mi pasión desde mis tempranos cinco años; no existe hoy, y lo que es más dramático, no volverá a existir jamás… quién me lo hubiera dicho.

Así que hoy; (quién me lo hubiera dicho también en aquella noche de gritos, abrazos y lágrimas, en las que nos fundimos en el salón de aquella pequeña casa de verano, hace hoy veinte años); amanecí temprano y caminé hacia el estadio Carlos Belmonte, para buscar la entrada de Gol Norte y ubicarme unos minutos ante ella… en el deseo, ingenuo, como hago a veces, de querer sentir que un trocito de la Unión también descansa, veinte años después, en esta ciudad, en este estadio. 

Sobre ese fondo, remodelaciones incluidas, hoy, veinte años atrás, Sito templó el balón de su vida para que Ismael Urzaiz hiciera lo que todos ya sabemos… Sí, aquí mismo, en Albacete, quién me lo iba a decir a mi, hace veinte años...